Uno de los avances tecnológicos más importantes de la historia se dio cuando a finales del siglo XIX se inventó y popularizó el gramófono. La calidad de estos aparatos fue mejorando y su tamaño disminuyendo hasta llegar al popular walkman en los años 70. Después desaparecerían las casettes gracias al empuje de los CDs, DVDs y alguna tecnología digital más efímera, hasta la llegada de la tecnología MP3.
En julio de 1995 Karlheinz Brandenburg, director de tecnologías de medios electrónicos del Instituto Fraunhofer IIS (Alemania), usó por primera vez la extensión .mp3 para los archivos que guardaba en su ordenador. Diez años después esta institución había alcanzado ya los 26,1 millones de ingresos en concepto de patentes.
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Un sistema de compresión de audio que permite almacenar música con gran calidad en poco espacio, recortando las señales de audio por debajo o por encima de las frecuencias más audibles. MP3 es una abreviatura de MPEG-1 Audio Layer 3.
El primer reproductor de MP3 fue el MPMan F10 de Saehan Information Systems, una empresa coreana que comenzó a venderlo en marzo de 1998. Tenía 32MB de memoria en las que solamente cabían unas diez canciones. Su precio era de 250 dólares y no tuvo éxito ya que los usuarios no veían gran utilidad en estos aparatos, que además eran complicados de manejar. La popularización llegaría con el Rio PMP300 a finales del 98.
Fue el primer formato de compresión de audio popularizado gracias a Internet e hizo posible el intercambio de ficheros musicales. Toda una revolución en el consumo de música que tendría en años posteriores un gran impacto en una industria musical que ya no volvería a ser la misma y tendría que adaptarse al consumo digital. Su instalación en los teléfonos móviles amplió aún más esta revolución que culminaría con la llegada del iPod de Apple en 2001 y su popularización mundial el año siguiente.
El MP3 sería superado por otras tecnologías pero supuso un paso sin vuelta atrás. El hecho de tener una patente detrás impidió que tuviera un mayor desarrollo. Al ser un sistema de compresión recorta algunos sonidos, algo que no hacen ya posteriores tecnologías de almacenamiento. Los reproductores de música se han adaptado a estos nuevos formatos aunque se ha popularizado el uso del teléfono móvil como dispositivo de escucha de música.